domingo, 31 de enero de 2010

Permanezco en el juego.

Pues ni tengo futuro, dudo en medio de la ambigüedad presente y niego cada vez que vomito pasado. Me trago los dados de este maldito destino. Terco destino. Las fichas siguen moviéndose en el tablero, al compás del latido cansado de un asfixiado corazón. Este, único cómplice de como se atragantan acontecimientos surcando como espinas la blanda carne de garganta. Muy a mi pesar los adoro. Muy a mi pesar son punto de apoyo. Me salto las casillas que más temor causan. Cada hueso sujeto en el miserable esqueleto tambalea su equilibrio al mencionar la palabra muda, vetada de voz como castigo que aún así resuena, cabalgando el eco, golpeando la muralla. Hago trampa con descaro. Secuestro en mi amarga manga las cartas que no me interesan.

Si la broma pesada llamada vida no provoca ninguna carcajada entre la maraña del silencioso tedio. Sabiendo que el simple hecho de respirar ya es suficiente doloroso, cuando esto conviene seguir sufriendo al mirar la negra estela prófuga causada por la rapidez con la que gira la inmensa bóveda, intentando hacerlo con indiferencia. Pero siempre en vano. Siempre sobresalta el brillo de una pequeña luz enredada en el nocturno hilado luminiscente. Es evidente que fallo como persona. Evadiéndome de rituales típicos. Dime, entonces, siendo una vulgar farsante y tropezando para luego saltar las reglas en ningún lugar escritas. Cómo, aún así, permanezco en el juego. Cómo aún tengo el balón sobre las manos.

Si real fuera la existencia de aquel que fija su mirada desde arriba, yo no habría tardado en desaparecer de esto propiamente calificado de infierno. Huir del cuerpo que con crueldad encierra la complejidad de una mente que golpea y grita aprisionada en el cerebro bajo la vigilancia del cráneo y el adorno del cabello. Simplemente abrazar la sencillez de marcharse y ocultarse en medio de la nada. Sin más nada que decir ni pensar. La carencia de sufrir acarrea también la de no sentir. Descansar del tormento sin volver a contemplar nada que este relacionado con la realidad. Cerrar los ojos sin más y no volver a despertar. Oye el silencio de quien ya no existe y admira lo que es para mí el cielo.

1 comentario:

  1. Me gustan tus textos, aunque lleven tanta carga dolorosa y pesimista! Y deja de jugar a este tipo de juegos, son peligrosos xDDD

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