lunes, 24 de mayo de 2010

Aquella niña de ojos tristes



Aquella niña de ojos tristes y radiante sonrisa anda sobre torpes y frágiles pies.
Qué sendero tan extenso alcanza el horizonte, tan pedregoso como la incertidumbre que se cierne sobre él.

Pero... esa niña, me inquieta esa niña... quizás si logro tocar su piel...

Tersa tez, rosada como la vigilia de las nubes que rozan el tesón del Sol. Dulce e inocente mirada que sigue mi mano adormecida por aquel tacto.

Qué referencia tan tenue se percibe de ella... pero aquellos ojos tristes...

Me inquietó aun más el sendero que recorrió sus pupilas, hacia sus rodillas.. que el que se expande ante nosotros.

Qué piecesitos más simpáticos...

Retrocedieron lentamente. Alcé mi brazo, no quise que se alejara, no quise que se asustara...

El cielo se oscureció repentinamente, atronador frente mi atrevimiento rugió y acompañando su eco:

Una gota, dos gotas, tres gotas...

Una inmensidad de gotas tropezando en mi cabello, hombros, rostro...

Qué hedor tan extraño... tan amargo. Qué color tan oscuro el de esta lluvia ¿Es reflejo de este cielo?

No era agua lo que resbalaba sobre mí, más observé a aquella niña, mi niña, y el rosado desapareció. Sustituido por un plateado interrumpido por el marrón. El ácido serpenteaba por cada extremidad y con él se esfumaba como el breve polvo cada poro de su piel. Quedó tan solo una silueta mecánica ante mi atónito gesto.

Un pequeño reloj coronaba su pecho, sin carcasa, agujas ni números... solo engranajes entrelazados, y al compás de su débil movimiento se escuchaba un sonido. Un pulso tan sonoro y vivo como el de un corazón.

¿Qué hora marca tu reloj?

Entreabrió su pequeña boca escapando una tímida voz de sus finos labios:

La hora en la que el desaliento se agazapará en el final.

Solo se me ocurrió torcer una mueca de confusión... y aquella niña de ojos tristes sonrío, descansó su diminuta mano en mi mejilla y susurró:

Deja de mirarte en el espejo... Despídete de mí, tu reflejo. Aquí te esperaré cuando el desaliento se agazape en el final.

4 comentarios:

  1. Ya te dije que me mola muy mucho este texto. Y sabes? Lo mejor que podrías hacer ahora, es dejar ese reflejo y realizar otro con lo nuevo que transmite tu rostro =).

    Y gracias por tu comentario... en cuanto al secreto tú ya lo sabes, todos los saben menos el que "lo tendría que saber", tú me entiendes xD.. Pero no tiene demasiada importancia ya, también lo sabes ;).

    Rrrrr (LL)

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  2. 90%... 10%... creías que las matemáticas eran exactas... pero con un poco de mimo y perseverancia, el 10 crece...

    La verdad esa niña nunca me cayó bien... era muy rara... y no obstante he de agradecerle algo... que cediera su columpio...

    A la nueva niña se le más sonriente... ésta no teme caer del columpio... y hace bien... pues mis manos la sujetarán para que no se haga daño...

    te quiero!

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  3. Miiiriaaam (LLLLLLLL)
    ----
    Hay algo de tu conclusión que falla, no es tan bonita y positiva como tú te piensas...

    ¿Alguna vez has intentado borrar el reflejo de un espejo? es imposible...
    No se ha borrado, es un hasta luego... Simplemente me he retirado del espejo.

    Ojalá pudiera estar de acuerdo con tu comentario y decirte que es totalmente exacto, pero me temo que mi realidad no es tan bonita como la tuya.

    Sigo temiendo a caerme del columpio, pero ahora al menos intento apartar ese miedo de mí, o al menos pensar que es algo inevitable.

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  4. Me gusta, me encanta, me recuerda a alguien que dice siempre que hay que sonreir y su sonrisa te llega a confundir, pero sus ojos la delatan.

    La sonrisa puede engañarnos, los ojos no tanto, son puerta directas del alma, del corazón, aunque también podemos conseguir que nuestros ojos mientan a todos. Más de una vez lo he hecho...

    Sigo sin comprender gran parte del texto, obvio es tuyo, eres tú y tu peculiar manera de esconderte...

    En fin Boloñesa, todavía me queda para descifrarte, algun día lo lograré, ya verás. Sigue escribiendo, me mola niña incomprensible (L)

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